La actitud de los empleadores hacia la diversidad, la equidad y la inclusión (DEI) en el lugar de trabajo, así como su desempeño, se está convirtiendo rápidamente en una cuestión decisiva para los trabajadores, según revela el informe People at Work 2022: A Global Workforce View del ADP® Research Institute.
Más de tres cuartas partes de los trabajadores (76 %) afirman que considerarían la posibilidad de buscar un nuevo empleo si descubrieran que su empresa tiene una brecha salarial injusta por razón de género o no tiene una política de diversidad e inclusión, según se desprende de la encuesta realizada a casi 33 mil trabajadores de 17 países.
Aunque las mujeres son más proclives a decirlo, los hombres no se quedan atrás, y los trabajadores más jóvenes lo sienten especialmente (véase el gráfico). El informe explora las actitudes de los empleados hacia el mundo laboral actual y lo que esperan y desean del lugar de trabajo del futuro.
En el caso de Chile el informe reveló que el 74,5 % de los trabajadores pensaría en buscar un nuevo empleo, siendo los jóvenes entre 18 y 24 años con un 80% los más decididos en realizar este cambio, reflejando las nuevas necesidades y/o prioridades de las nuevas generaciones en las demandas laborales.
Aunque la mayoría de los empleadores reconocen la importancia de la IAD, alrededor de un tercio de los trabajadores afirma que su empleador habla de la importancia de una política de igualdad salarial entre hombres y mujeres o de una política de diversidad e inclusión, pero no la tiene, o no la menciona nunca.
Buenas prácticas
Asimismo, cuando se les consultó sobre quienes eran los que impulsaban la igualdad salarial y la diversidad e inclusión en la empresa, un 42 % manifestó que son los mismos empleados quienes hacen esta labor, seguido por un 38 % de RR.HH y en tercer lugar con un 30 % los equipos directivos. Algo distinto a lo que podemos ver en Brasil, en donde en primer lugar está RR.HH con un 48,8 % y un 41,8 % los dueños de la empresa.
Luiz Bernabé, gerente general de ADP en Argentina, Chile y Perú, comenta: «Los trabajadores sopesan las consideraciones éticas o culturales a la hora de decidir si se incorporan o permanecen en una empresa. Están dispuestos a marcharse si los empleadores se quedan cortos a la hora de crear una plantilla diversa y tratarla de forma justa.»
Es decir, la brújula moral de las empresas está bajo escrutinio, y las empresas tienen que demostrar que están a la cabeza de las buenas prácticas, o al menos que no se quedan atrás. Dado que la desigualdad salarial es más bien un factor de ruptura para los trabajadores más jóvenes, es probable que haya una expectativa permanente entre los trabajadores actuales y futuros de que los empleadores se tomen en serio la DEI como parte de su cultura corporativa.
Además, existe un riesgo real de que la falta de proactividad en este ámbito pueda actuar como una fuga de talento. Los empresarios podrían estar en desventaja competitiva si no buscan a los mejores candidatos de entre un grupo más amplio. Y pueden tener dificultades para retener a mujeres altamente cualificadas o a personas de diversas etnias y orígenes si no abordan las diferencias salariales o no ofrecen igualdad de oportunidades.
«Asimismo, las ramificaciones podrían ir más allá, afectando negativamente a la forma en que la empresa en su conjunto y sus valores y marca son percibidos por el personal y los candidatos de cualquier tipo, así como por otras partes interesadas, como los clientes y los accionistas”, afirma Bernabé.
Mientras que la mitad de los trabajadores (50%) comenta que su empresa ha mejorado en materia de igualdad salarial entre hombres y mujeres en comparación con hace tres años, y casi otros tantos (48%) piensan que la diversidad y la inclusión han mejorado, más de uno de cada diez cree que han empeorado (11% en el caso de la igualdad salarial y 13% en el de la diversidad e inclusión).
Los equipos directivos, los propietarios de las empresas y los departamentos de RRHH son citados como los principales impulsores de la igualdad salarial entre hombres y mujeres y de la diversidad e inclusión en las empresas, pero en un tercio de los casos (33 %) los trabajadores dicen que se deja en manos de los empleados, y uno de cada siete (15 %) que nadie lo impulsa.