De triunfar el apruebo el ex Presidente Ricardo sugiere «algunos cambios» en el texto definitivo entregado ayer por la Convención al mandatario Gabriel Boric: «Habría que devolver el nombre del Poder Judicial equivalente a los otros dos poderes Legislativo y Ejecutivo a sus temas de administración de justicia y cambiar la integración y las facultades del Consejo de la Justicia; eliminar la iniciativa parlamentaria en las leyes de concurrencia presidencial; reformar el sistema político regulando a los partidos y sentando las bases del sistema electoral; revisar a fondo el rol del Presidente de la República y del llamado bicameralismo asimétrico», son algunos de los puntos que el ex jefe de Estado corregiría.
«Corregir el diseño del Estado Regional, especialmente en fuentes de financiamiento y autonomía presupuestaria, y revisar el exceso de organismos autónomos a nivel constitucional, que perfectamente pueden ser regulados a nivel legal», agregó en una declaración pública.
«Una constitución no puede ser partisana», advierte Lagos, en el sentido que «las constituciones necesitan de general aceptación y a sus reglas acudimos para salvar nuestras diferencias. Una constitución no puede ser partisana. Sólo así, discutiendo dentro de la Constitución y no acerca de ella, los países cambian en el marco de una razonable estabilidad.
Sostiene: «La Constitución se ha definido como la ley de las leyes. De acuerdo a sus disposiciones se conforman las instituciones del Estado para funcionar legítimamente y es ella la que establece como interactúan esas instituciones en un sistema democrático, definiendo quién, cómo y con qué límites se puede ejercer el poder político. De allí que esas reglas deban adoptarse en un proceso democrático y transparente».
«Salvar nuestras diferencias»
Para Ricardo Lagos las constituciones necesitan «de general aceptación y a sus reglas acudimos para salvar nuestras diferencias (…) El proceso constituyente en el que hoy estamos embarcados no terminará el 5 de septiembre, al día siguiente de que sepamos el resultado del plebiscito de salida, porque las dos alternativas en juego están lejos de convocar a la gran mayoría ciudadana».
Admite el ex Presidente de Chile que la Constitución vigente «tampoco logra concitar ese apoyo, pues se utilizó el poder de veto de sectores partidarios del Estado ausente o subsidiario cada vez que se buscó reformarla».
«Chile necesita y merece una Constitución que suscite consenso y que, más temprano que tarde, nos permita dejar de debatir acerca de ella para convivir dentro de ella. Y porque ninguno de los dos textos que puedan resultar del plebiscito del 4 de septiembre está en condiciones de lograrlo, estoy convencido de que el desafío político relevante es encontrar la manera de abordar la continuidad del debate constitucional hasta alcanzar un texto capaz de concitar un alto grado de aceptación ciudadana. Corresponderá a las máximas autoridades del país conducir ese proceso», cerró.
Fotografía: Agencia Uno.