Por Nelson Venegas, Diputado por el Distrito 6, Región de Valparaíso.
Esta semana se celebró el Día Mundial del Agua. Nuevamente nos encontramos con que muchas personalidades del mundo político, social y cultural manifiestan su preocupación por este vital elemento. Sin embargo, esta situación, lamentablemente, muchas veces terminan en simples enunciados. En palabras de buena crianza o de buenas intenciones. Es evidente que hemos llegado a un momento crítico, a nivel mundial, por la escasez hídrica, provocada por el cambio climático y por los propios habitantes de este planeta.
Es momento de reflexionar. Pero de verdad. Se tiene, de una vez por todas, que tomar resoluciones concretas para enfrentar las graves dificultades que estamos sufriendo por la falta de este suministro.
Cada día la situación del agua es más dramática, y lo va a seguir siendo, y eso a propósito del cambio climático. No existe ninguna posibilidad de que esto se revierta en los próximos setenta años. Y eso significa que el Estado de Chile debe tomar las precauciones en relación con este tema.
Desde que asumí como diputado que he solicitado la creación de una institucionalidad del agua, a la que le hemos denominado Ministerio del Agua, Consejo Nacional del Agua, Subsecretaría del Agua… Cualquiera sea el término, en todas las dimensiones siempre hemos sido desoídos, y eso significa que, siendo un problema de tamaña relevancia, de una magnitud tremenda, hoy simplemente no tenemos una institucionalidad que realice una gestión estratégica de cómo debemos resolver los problemas hídricos de ahora y del futuro.
Debemos tener una estrategia para poder trabajar en ámbitos que son fundamentales, como, por ejemplo, lo que tiene que ver con la desalación. Con una conservación de la naturaleza submarina. Con la debida protección también de la propiedad del agua del mar, de manera tal que esta no pase a manos privadas. Es fundamental el desarrollo de una línea estratégica.
Lo mismo ocurre con los temas vinculados al tratamiento de agua servida. La experiencia de países que sufren esta situación nos demuestra que es una solución viable y no tan costosa, en términos económicos. Un ejemplo de ello es lo que ocurre en Israel, donde a través de aguas servidas prácticamente se está regando y reconvirtiendo el desierto.
En cuanto a la infraestructura hídrica. Es una demanda acuciante.
No puede ser que en Chile no tengamos una definición, una línea estratégica respecto de qué vamos a hacer con la infraestructura, ya sea a través de embalses, revestimientos de canales, generación de tranques, en definitiva, todo lo que tiene que ver con la política y legislación de la desprivatización de los derechos de agua. Actualmente estos derechos están en muy pocas manos, lo que termina deteriorando la situación de las grandes mayorías.
Finalmente afirmar con mucha preocupación: se está poniendo en riesgo la supervivencia de la especie humana. No es posible que sigamos frente a esta desidia.