Una notoria inequidad en el ámbito de la salud oral afecta a las mujeres en Chile. Según un estudio realizado por la académica e investigadora de la Facultad de Odontología de la Universidad de Valparaíso Marjorie Borgeat, las chilenas de 45 años tienen en promedio diecisiete dientes, tres menos que los hombres, y al cumplir los 65 años la mayoría de ellas conserva apenas nueve, lo que compromete su función masticatoria en forma severa.
Estos antecedentes son parte de las conclusiones del trabajo titulado “Análisis de las desigualdades sociales en caries y pérdida dentaria en adultos en Chile”, que recoge datos de las encuestas nacionales de Salud efectuadas en 2003 y en 2016-2017 y con el que su autora acaba de obtener el grado de doctora en Ciencias Odontológicas por la Universidad de Chile.
Según explicó Borgeat, los principales resultados de su estudio dan cuenta, en primer término, de una disminución de la desigualdad en lo concerniente a caries y utilización de servicios odontológicos, realidad que favorece en gran medida a las mujeres menores de treinta años.
Sin embargo, la académica e investigadora de la Facultad de Odontología de la UV advierte de un fenómeno completamente opuesto en lo referido a la conservación de la dentadura. Al respecto, explica que al evaluar la información disponible se observa una descomposición de la desigualdad en pérdida dentaria por género.
“Esta diferencia se vuelve relevante a partir de los cuarenta años y se exacerba a contar de los 45 años, edad en la que las mujeres conservan en promedio solo diecisiete de sus 28 dientes, tres menos que los hombres. Y a partir de los 65 años esta realidad se torna aún peor, ya que la mujer presenta en promedio menos de diez dientes, lo que implica una grave pérdida que compromete su función masticatoria. Incluso, el diez por ciento de las mujeres a esa edad ya está totalmente desdentada”, precisa la odontóloga.
Otro aspecto al que hace mención el estudio es que esta situación prácticamente no ha cambiado desde 2003. Es decir, en materia de conservación de la dentadura Chile está estancado, tanto en mujeres como en hombres. “Habría que analizar los datos después de la pandemia, para ver si no hemos empeorado”, comenta Marjorie Borgeat.
¿Por qué ocurre esto?
Según el estudio, esta brecha tiene su origen en dos determinantes sociales estructurales que su autora considera responsables “en mayor magnitud”: la falta de trabajo u ocupación remunerada y la menor cantidad de años de educación que exhiben las mujeres respecto de los hombres, a nivel nacional.
La doctora Borgeat afirma que esta realidad afecta sobre todo a las mujeres de treinta o más años, que registran un nivel de empleabilidad menor al de los hombres y un nivel educativo más bajo, pero se revierte entre las más jóvenes. Es decir, las mujeres que hoy tienen entre dieciocho y veintinueve años presentan un nivel educativo mayor que los hombres de ese mismo segmento etario y su nivel de ocupación tiende a equipararse, aunque sigue siendo menor.
La especialista argumenta que, en ese último segmento, la brecha en la cantidad de dientes es prácticamente inexistente. Pero cuando se analiza lo que ocurre con las mujeres de cuarenta años hacia arriba, la odontóloga de la UV asegura que esa realidad es totalmente inversa.
“Del análisis de los determinantes sociales se puede inferir que, en general, un menor nivel educativo y carecer de empleo o no tener un trabajo remunerado influye en el autocuidado de la salud bucal y la autoestima de la mujer. Menos educación implica, por un lado, menos posibilidad de desarrollar hábitos de higiene y estar consciente de la importancia del autocuidado en salud oral. Y, por otro, al no disponer de ingresos, la mujer logra un menor acceso a tratamientos odontológicos de especialidad o de alta complejidad, los que para la mayor parte de la población ya son escasos y están restringidos a la red pública de salud. No resulta extraño, por eso, que el sesenta por ciento de los casos en lista de espera para acceder a este tipo de tratamientos supera el año. Entonces, la única opción que queda para conservar los dientes es pagar una consulta privada, pero ¿cómo puede hacer eso una mujer que carece de ingresos o que si los tiene los prefiere destinar, por ejemplo, al cuidado de sus hijos? En efecto, dado que la mujer asume la mayor parte de la carga de cuidados y que muchas veces es la jefa de hogar se suele postergar por otros y deja a la espera sus propios cuidados”, sostiene la académica e investigadora.
Lo anterior adquiere aún más relevancia si se considera que el tratamiento dental o la atención odontológica es la segunda prioridad de gastos en salud que tienen las personas en Chile -en particular las mujeres- después de los medicamentos.
El estudio también establece que la desigualdad en materia de salud oral entre mujeres es aún peor que entre hombres y mujeres. “El impacto que tiene la menor educación es más acentuado entre ellas que en la comparativa con los hombres”, sentencia Marjorie Borgeat.
En cuanto a la situación en que se encuentra Chile respecto de otros países, la odontóloga explica que al menos al nivel continental sólo Canadá y Estados Unidos tienen cifras sobre este tema y que, si bien sus indicadores son mejores, estos también revelan la existencia de una desigualdad en pérdida dentaria por género entre mujeres y hombres mayores.