Por Claudia Rojo, Coordinadora de Instituto de Ciencias Naturales UDLA Sede Viña del Mar.
Cada 8 de junio celebramos el Día Mundial de los Océanos, fecha que nos invita a reconocer y valorar su importancia para nuestras vidas y sustento. Estas grandes masas de agua que cubren gran parte de la superficie terrestre son esenciales para la regulación del clima en nuestro planeta, ya que absorben el dióxido de carbono (CO2) y el calor de la atmósfera. Constituyen una fuente esencial de alimentos y minerales, además de ser un importante recurso para nuestra economía. No por nada se estima para el año 2030, alrededor de 40 millones de personas estarán trabajando en industrias relacionadas con los océanos.
Desde el punto de vista ecológico, los océanos constituyen el hábitat de numerosas especies de plantas, invertebrados, peces e incluso especies marinas aún desconocidas. Esto, permite relevar la importancia de la biodiversidad de los ecosistemas marinos, ya que aportan en la producción de oxígeno en la atmósfera. Estudios señalan que entre el 50 y el 80% de la producción de oxígeno en nuestro planeta tiene su origen en el proceso de fotosíntesis de las especies del plancton marino.
Lamentablemente, la extracción indiscriminada de especies marinas no permite una adecuada reposición, alterando el equilibrio natural de estos recursos e impidiendo restaurar su vitalidad y evitar su agotamiento. Por otra parte, la enorme cantidad de desperdicios y agentes contaminantes, sobre todo plásticos depositados en los océanos, está provocando la desaparición de miles de especies marinas. Si bien, los gobiernos han adoptado una serie de medidas para resolver estos problemas, hoy resultan insuficientes para evitar el impacto que estamos generando.
Nuestros océanos están cambiando, al igual que otros ecosistemas del planeta, y lamentablemente es la intervención humana la responsable de esta degradación. Es por ello, que necesitamos tomar conciencia de la relevancia que tienen los océanos para nuestra existencia y el entorno. Es imperativo que aunemos fuerzas y trabajemos en conjunto para mantener el equilibrio natural de los ecosistemas marinos, evitando el agotamiento de los recursos que nos brindan y restaurando su vitalidad.