A dos meses de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado liderado por Augusto Pinochet, la expresidenta Michelle Bachelet hizo un llamado a «aprender de la memoria» del país, ante figuras que proponen recalibrar el rol de la dictadura.
La histórica militante socialista reapareció este martes en el lanzamiento del libro póstumo «La experiencia política de la Unidad Popular 1970-1973», escrito por el expresidente Patricio Aylwin (1990-1994), ceremonia desarrollada en la Casa Central de la Universidad de Chile.
Atendido el contexto de la publicación, durante su intervención la exmandataria consideró clave usar esta oportunidad para «volver con serenidad a lo que ha sido nuestra historia, con sus aprendizajes y sus proyecciones. Una historia que, yo espero, cada día tenga mayores consensos sobre lo esencial, sobre aquello que permite apuntar juntos a un futuro común, que es la democracia y la protección irrestricta de los derechos humanos».
En esa línea, expresó su preocupación por discusiones públicas que ponen en duda «cuestiones que, a nuestro juicio, no son cuestionables». Por ejemplo, alertó que el que cierto porcentaje indique a encuestadores que el mejor gobernante de Chile fue Pinochet «es un tema que como sociedad nos tiene que importar», indicó La Tercera.
«Yo espero que este año tengamos la madurez de aprender de nuestra memoria, de mirarnos y reconocernos como hermanos de un mismo país, que defienden la democracia y los derechos humanos como la única posibilidad de bienestar y dignidad para todos y todas», reflexionó la expresidenta.
Siguiendo esa línea, reafirmó que la democracia «se construye en ese diálogo entre miradas plurales. Es el régimen que garantiza las libertades (…) es el único modo de supervivencia que es autoexigente, y por ello se somete a un perfeccionamiento permanente», y por ello estima que es «tan importante que cualquier mirada a nuestra memoria parta de una premisa fundamental: que hay hechos incuestionables, documentados, que no pueden ser negados. Y hay visiones, interpretaciones, que se acercan a los hechos desde la experiencia y lugares que ocupamos unos y otros».
Recordando que «la democracia sirvió para derrotar a Pinochet en las urnas», Bachelet, a la vez, puso el foco en la baja aprobación del expresidente Sebastián Piñera a fines de 2019, planteando que «las tentaciones pudieron haber sido muy grandes para intentar desestabilizar la situación», más «los parlamentarios tuvieron la capacidad -y el Presidente Boric fue uno de ellos- de buscar una solución institucional a la crisis que se vivía en ese momento».
«Entonces -continuó- hay distintas lecturas, hay distintas experiencias vitales, pero ninguna de estas lecturas cambia la fuerza de los hechos».
Volviendo al asunto en discusión, la exmandataria subrayó que «aún estamos cargando dolores como sociedad, porque una política de Estado se basó por 17 años en aniquilar al que pensaba distinto o que era considerado peligroso. Nada nunca, en ningún lugar, podrá justificar que se atropelle la dignidad que nos define como humanidad. Las heridas son aún más difíciles de sanar si hay quienes niegan o justifican lo que han establecido comisiones de Estado, como la Comisión Rettig, la Comisión Valech».
«Es algo que simplemente no podemos permitir, porque deterioran la posibilidad de que seamos una comunidad, porque es nuestro deber moral hacer lo posible porque no se repitan casos tan dolorosos», emplazó.
Por lo mismo, valoró que el comandante en jefe de la Armada, el almirante Juan Andrés de la Maza, llamara a que los hechos que caracterizaron a la dictadura «no ocurran nunca más»: «Creo que es bueno que otras instituciones y otras fuerzas hagan lo mismo», cerró Bachelet.