Se trata del nuevo proyecto de la académica de la UV Kathleen Whitlock y del Programa Ciencia Al Tiro, que nos sumerge en la fascinante realidad sensorial de búhos, murciélagos y cachalotes.
“La alegría de los sentidos: sabio silencio” es el nuevo proyecto audiovisual de la doctora Kathleen Whitlock, investigadora del Centro Interdisciplinario de Neurociencias (CINV) y académica del Instituto de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso.
Su nuevo trabajo audiovisual, del cual la doctora Whitlock es directora y guionista, nos transporta al cautivador mundo sensorial de búhos, murciélagos y cachalotes, sorprendiéndonos con sus sistemas auditivos únicos, en comparación con los humanos.
La innovadora estructura del documental posibilitó un diálogo fructífero entre la perspectiva científica y la de las comunidades indígenas locales, específicamente los Mapuche. Esto permitió resaltar la belleza y la fascinante biología del mundo natural, cuyos elementos se entrelazan de manera armónica en aras de fomentar la esperanza de un futuro en el cual se preserve el equilibrio de la vida. El documental transmite de manera inequívoca un mensaje que busca generar conciencia acerca de la imperante necesidad de cuidar el medio ambiente, actualmente amenazado por las acciones humanas.
La presentación del documental se realizó en el Parque Cultural de Valparaíso, y contó con la asistencia del rector de la UV, Osvaldo Corrales; la directora general de Desarrollo Institucional y Aseguramiento de la Calidad, Soledad Narea; el seremi de Ciencias de la Macrozona Centro, Jorge Soto; el director ejecutivo del CINV, Moisés Acevedo; el vicedecano de la Facultad de Ciencias, Víctor Cárdenas; el director del Instituto de Neurociencias, Agustín Martínez; el coordinador de Postgrado de la Facultad de la Facultad de Ciencias, John Ewer; representantes de las comunidades de pueblos originarios, académicos, académicas, estudiantes de pre y postgrado, colaboradores, funcionarios y funcionarias.
El rector Osvaldo Corrales relevó el trabajo audiovisual de la doctora Whitlock: “Es sumamente valioso, ya que combina múltiples aspectos de gran importancia para nuestra Universidad. En primer lugar, la divulgación de la ciencia en la población general, generando conciencia acerca de la importancia del conocimiento científico. Además, se estimula una conciencia medioambiental entre la población, resaltando la necesidad de cuidar el medio ambiente para mitigar las consecuencias negativas del cambio climático y de las acciones humanas. Por último, resulta especialmente destacable el diálogo que se ha establecido a partir de este proyecto con nuestros pueblos originarios, caracterizado por el respeto hacia los saberes ancestrales que han sido cultivados a lo largo de los siglos. Este diálogo nos hace tomar conciencia de lo mucho que aún nos queda por aprender, especialmente para lograr una convivencia más armoniosa con el medio ambiente. En definitiva, este resultado representa un logro significativo que esperamos tenga una proyección a nivel nacional”.
La directora del documental explicó que el objetivo de este trabajo va más allá de aprender sobre el funcionamiento del sistema sensorial. “También es importante que nosotros, como seres humanos, nos demos cuenta de que estos animales viven en una realidad distinta, una realidad fascinante a la cual no podemos acceder debido a nuestras limitaciones. Por esta razón, estudiamos con admiración y fascinación a estos animales y su realidad, con la esperanza de protegerla tanto para ellos como para el mundo natural. El segundo objetivo es unificar los puntos de vista de los científicos y los pueblos indígenas, ya que son muy diferentes. Necesitamos tener más diálogo entre nosotros, con la esperanza de preservar de mejor manera el mundo natural”, dijo Kathe Whitlock.
En relación a los animales protagonistas del documental —búhos y lechuzas; murciélagos y cachalotes— la doctora Whitlock destacó: “Los búhos, especialmente las lechuzas, tienen la notable capacidad de relacionar lo visual con lo auditivo para determinar con precisión la ubicación de un sonido. Nosotros, como seres humanos, carecemos de esta habilidad y nunca podremos poseerla para localizar objetos en el espacio tan preciso. Por esta razón, el capítulo del búho se titula ‘Escuchando con los ojos’.
Por otro lado, Whitlock considera que es importante relevar que los murciélagos son animales amistosos que se alimentan de insectos y “no todos chupan sangre”, a pesar de su mala reputación: “Son fascinantes criaturas con orejas móviles en todas direcciones, permitiéndoles detectar a los insectos, lo cual resulta verdaderamente fantástico. Por esta razón, creo que las personas deben admirarlos por su capacidad de ecolocalización y aprender a amar a estos mamíferos voladores. Los cachalotes también me encantan. Carecen de olfato debido a la modificación de su nariz para desarrollar su mecanismo de sonar, por lo que su capítulo se titula ‘Escuchando con la nariz’. Estos magníficos animales son capaces de realizar una amplia variedad de actividades y poseen un cerebro más desarrollado que el nuestro. Además, tienen un nivel de comunicación espectacular, con su propio lenguaje, y su fisiología les permite nadar a profundidades de hasta dos mil metros. Para mí, no hay palabras suficientes para describir un cachalote”, aseguró.
El seremi de Ciencias destacó la profundidad tanto del mensaje como de la estructura de este documental: “Nos brinda conocimiento desde el punto de vista neurobiológico sobre cómo se producen los sonidos y la realidad sensorial de los animales, además cómo se conectan con los ecosistemas y la vida natural. Asimismo, se resalta cómo los búhos, murciélagos y ballenas contribuyen a la conservación del planeta. Y lo más importante: ver que desde la cultura de nuestros pueblos originarios estos animales ya tenían un rol importante en el ecosistema. Es un trabajo hermoso, importante y potente realizado por la doctora Kathleen, que forma parte de la divulgación científica del Ministerio. Por supuesto, nos encargaremos”.
Eduardo Torres, miembro de la Agrupación Huillimapu Akunkawa y académico de las carreras de Tecnología Médica y Medicina, Campus San Felipe de la UV, expresó: “Trabajar en este proyecto fue un gran desafío, un trabajo interesante que demandó un alto nivel de exigencia y requirió mucho diálogo y conversación. Fue más allá de lo planificado, ya que las concepciones de los pueblos originarios son muy diferentes a las del mundo occidental. Quiero hacer eco de las palabras de Kathleen y del rector Corrales, quienes destacaron que la Universidad debe mantener y continuar este diálogo con los pueblos originarios, ya sean del Norte, del Sur o de Rapa Nui. Existe un acervo cultural y una tradición milenaria, como mencionamos al inicio, con respecto a los descubrimientos en Valle Verde que tienen una data de catorce mil años de antigüedad, sobre el uso de plantas medicinales como el canelo o el boldo. Por lo tanto, existe un nicho muy interesante en el cual la Universidad, los científicos y las científicas, pueden sentarse a dialogar desde una perspectiva de respeto, reciprocidad y reconocimiento. Previo al surgimiento del método cartesiano, nuestros pueblos ya mantenían cierta sistematización de sus conocimientos, aunque no estuvieran escritos en papel o en un corpus propiamente tal, se transmitían a través de conversaciones y reuniones. El mensaje para los científicos y científicas, así como para esta casa de estudios, es que debemos tomarnos el tiempo para conversar, ya que hay mucho conocimiento que se puede compartir”.
El documental “La alegría de los sentidos: sabio silencio”, contó con el financiamiento del programa Ciencia Pública del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.
Tal como lo adelantó la doctora Whitlock, ya se han realizado los primeros contactos con canales de televisión, que han mostrado interés para incluirlo en su parrilla programática. No obstante, a partir de la próxima semana el documental estará disponible en el sitio web del Programa Ciencia al Tiro.
Vía Comunicaciones UV.