La pandemia de Covid-19 obligó a replantear en la educación superior el desarrollo de las prácticas profesionales en las carreras pedagógicas. La aplicación de los conocimientos en el aula escolar presencial se trasladó al trabajo pedagógico mediado por una pantalla en la que el contacto virtual con los alumnos ha exigido la máxima creatividad para cautivarlos y para que los aprendizajes sean significativos.
Ese fue el caso de un grupo de estudiantes de Pedagogía en Biología y Ciencias de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), que realizó su práctica profesional virtual con niños y adolescentes de la Fundación Nacional para la Defensa Ecológica del Menor de Edad (DEM). Se trata de un organismo porteño no gubernamental, colaborador del Servicio Nacional de Menores (Sename), que busca el desarrollo integral de niños, niñas y adolescentes, en su familia y comunidad.
Durante cuatro meses, los futuros profesores de Biología, guiados por la académica y supervisora de prácticas Karen Cuevas, desplegaron su energía creativa a través de un taller de microbiología, que abrió un mundo desconocido para los niños y adolescentes con los que trabajaron y, principalmente, les otorgó compañía y contención emocional en este periodo de confinamiento.
“Viajando por un mundo microscópico” se llamó el taller que con profunda entrega diseñaron, como expresó la estudiante Mariela Ponce. “Este taller tuvo el propósito de que los niños pudieran comprender algunos conceptos de microbiología, relacionarlos y compararlos para vincularlos con el contexto actual de pandemia, con medidas sanitarias, de higiene y adaptarlos a su vida cotidiana”. Para salir de las guías que los colegios les estaban enviando a los escolares, los alumnos en práctica diseñaron innovados materiales didácticos para cada tutoría individual.
“Utilizamos, por ejemplo, la plataforma de TikTok, plataforma de videojuego Roblox. Hicimos un laboratorio virtual. Utilizamos algunas plataformas de cuestionarios virtuales como Kahoot!, Quizizz. También hicimos actividades lúdicas con videollamadas y salíamos al patio para buscar hongos allí o en el baño. Hicimos debates virtuales, reunimos en algunas oportunidades a los niños para que se conocieran e hicimos trabajo relacionado con lo socioemocional”, agregó Ponce.
Microbiología como excusa
Los estudiantes concordaron que la pantalla no fue impedimento para vincularse con los niños. Como afirmó Juan Urriola, la microbiología fue la excusa para conocerlos, acompañarlos y apoyarlos en lo pedagógico y emocional. “Mi trabajo fue ese, apoyarlos emocionalmente, preguntar cómo estaban, si estaban realizando sus trabajos en sus colegios, cómo estaba su situación familiar. Ahí levantamos un contexto con los chicos. Fueron muy receptivos, siempre participaron. El taller fue un pretexto para que se sintieran escuchados por nosotros”.
La práctica efectuada por los universitarios consideró un proyecto final con los escolares y la vinculación con los padres y apoderados, para evidenciar y retroalimentar el proceso de enseñanza-aprendizaje que sus hijos vivenciaron.
Innovar desde el contexto
Respecto de los aportes que esta experiencia brindó a los estudiantes UPLA, Valeria Bravo sostuvo que “aprendí a ser una profesora que se preocupa del estudiante, que lo visibiliza, que conoce sus contextos considerando no solo lo cognitivo, sino también lo socioemocional en ellos, ya que son pilares fundamentales para poder realizar un proceso de enseñanza aprendizaje significativo en los estudiantes, no solo en lo disciplinar, sino también en la entrega de herramientas para la vida”.
La supervisora de prácticas Karen Cuevas destacó que esta práctica profesional permitió a los futuros profesores conocer el contexto de los niños y, desde ahí, contribuir al diseño didáctico de la enseñanza. “Esto es muy relevante, porque son niños que están en un proceso de escolarización o de reescolarización. Son niños que no les gusta el colegio, que no les gusta aprender, que tienen otra visión. Entonces es importante rescatar esto de la práctica profesional. Otro elemento importante es lo socioemocional. O sea, cómo estos profesores y profesoras lograron detectar elementos socioemocionales de los niños y con eso trabajar a su favor en el contexto de los talleres microbiológicos. Son elementos muy relevantes como también aspectos que apoyan la innovación de enseñar en pandemia en un contexto virtual”.