Por Silvio Becerra Fuica
Profesor de Filosofía
De lo que habla este encabezado, es de traer a nuestro presente, lo que fue una de las consecuencias del estallido social del 18 de octubre de 2019, con los lamentables acontecimientos ocurridos en el Metro de Santiago de Chile, los que culminaron con la violenta quema de estaciones y trenes, que son los que descomprimen el tema del transporte para los usuarios que deben movilizarse para cumplir con sus diarias obligaciones, entre ellas, las del vital trabajo.
No obstante que la ciudadanía tenía sobrados motivos para hacer presente sus requerimientos sociales y económicos, la forma en que esto se manifestó, no fue la más adecuada, acarreando los perjuicios por todos conocidos, los cuales debieron ser solucionados, paradojalmente con el dinero aportado por todos los chilenos, mediante sus impuestos.
Pero, ¿Qué tiene que ver el tema de lo ocurrido con el metro, con la actual situación que los chilenos estamos vivenciando, en relación con la instalación de la Convención Constitucional? Indudablemente que tiene relación, considerando que el vicepresidente de este nuevo organismo en compañía de su presidenta, manifestó, que la Convención a dos días de su toma de juramento, aún no tenía las condiciones que se requieren para funcionar; no pudiendo dar cumplimiento al trabajo para el que fueron elegidos y mandatados por los chilenos; esto fue dicho, con todas sus letras por el vicepresidente Jaime Bassa, quién señaló que el asunto en cuestión, en el fondo, no es producto de un problema técnico, sino que un problema de índole político, donde el gobierno es el principal responsable.
Ante esta crítica, a media mañana de este 6 de julio, el Subsecretario General de la Presidencia, Máximo Pavez, tratando de poner paños fríos ante tamaño incumplimiento, dio a conocer por los medios, que todos los detalles técnicos que impidieron el normal funcionamiento de la Convención, estarían solucionados.
Lo anterior, es lo que pudimos ver y oír todos los chilenos, situación que a nuestro modo de ver, empaña el excelente desempeño mostrado el día de la asunción de cargos por parte de todos los convencionales; partimos como caballos de carrera, de lo cual nos sentimos orgullosos, pero a poco andar, en la primera y segunda vuelta del circuito, ya comenzamos a constatar piedras y tropiezos en el camino, lo que pareciera ser un contrasentido tornándose inexplicable, pues nadie puede entender, ni creer, que existiendo una hoja de ruta, definida con la suficiente antelación¬ -que es lo que corresponde – hayan tenido que ocurrir los hechos por todos conocidos.
Por todo lo anterior, y con toda razón, nos hacemos la pregunta ¿Tiene razón don Jaime Bassa, cuando señala que este impasse, es más que un asunto de carácter técnico, un asunto con intención política? Si esto es así, quiere decir, que, desde el estallido social del 2019, – aumentado en sus consecuencias con la pandemia del coronavirus, – estamos demostrando “que no hemos aprendido nada,” en especial el mundo político en general, que, no da muestras de querer cambiar, continuando, exactamente igual a como siempre lo ha hecho.
Por lo anterior, es urgente que todos los chilenos estemos atentos a todo lo que está pasando, con el fin de proteger esta instancia de cambio, Convención Constitucional, que todos nos hemos ganado; utilizando para ello todas las herramientas que nos entrega la democracia, cuyo fruto y exponente principal debería ser la Nueva Constitución, en la cual tenemos cifradas nuestras mayores esperanzas, pues en ella, está la sanación de todas las enfermedades de nuestra sufrida sociedad.
(Foto: Aton).