Después de que la Casa Blanca y países aliados alertaran de potenciales ataques en el aeropuerto de Kabul, dos explosiones dejaron este jueves al menos 60 muertos y más de 140 heridos en la capital de Afganistán, incluidos niños, mujeres y personal militar de EE.UU.
El ataque tuvo lugar mientras continúan a contrarreloj las tareas de evacuación, luego de que los talibanes recobraran el poder el pasado 15 de agosto.
Miles de personas, tanto afganos como extranjeros, se han reunido desde entonces en el aeropuerto con la esperanza de poder escapar del país.
Sin embargo, diferentes embajadas pidieron esta semana a sus ciudadanos alejarse de la terminal por temor a potenciales ataques que se materializaron finalmente este jueves.
Detrás de ellos, según las agencias de inteligencia de Estados Unidos, estuvo EI-K (ISIS-K, por sus siglas en inglés) o Provincia del Estado Islámico de Khorasan, la filial regional del autodenominado Estado Islámico (EI) que está activo en Afganistán y Pakistán y que son enemigos de los talibanes.
El propio grupo se atribuyó la autoría del ataque y celebró al atacante suicida que, según su versión, detonó un chaleco bomba a la entrada del aeropuerto.
Las explosiones tuvieron lugar poco más de una semana después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, asegurara que su país había cumplido su misión en Afganistán tras vencer «el terrorismo» en el país.
Sin embargo, las fuerzas estadounidenses fueron objeto este jueves de un ataque de la rama afgana de EI, mientras Afganistán está otra vez en control de los talibanes (aliados de al Qaeda, el grupo detrás de los ataques del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU.).
¿Qué se sabe de ISIS-K?
Según explica Frank Gardner, corresponsal de Seguridad de la BBC, ISIS-K es el más extremo y violento de todos los grupos militantes yihadistas que opera en Afganistán.
Fue creado en enero de 2015 en el apogeo del poder de EI en Irak y Siria, antes de que su autoproclamado califato fuera derrotado y desmantelado por una coalición liderada por EE.UU.
El grupo recluta tanto a yihadistas afganos como paquistaníes, especialmente miembros desertores de los talibanes afganos que no ven su propia organización como «suficientemente extremista».
Fuentes de inteligencia han atribuido al grupo algunas de las peores atrocidades que han tenido lugar en Afganistán en los últimos años como ataques dirigidos a escuelas de niñas, hospitales e incluso una sala de maternidad donde, según informes, mataron a tiros a mujeres embarazadas y enfermeras.
A diferencia de los talibanes, cuyo interés se limita a Afganistán, ISIS-K es parte de la red global de EI que busca llevar a cabo ataques contra objetivos occidentales, internacionales y humanitarios donde sea que puedan alcanzarlos.
(Publicado originalmente en: bbc.com).