Sobre Nicolás Petro de 36 años, licenciado en Derecho y diputado del Atlántico, pesa la acusación de haber aprovechado el nombre de su padre, Gustavo Petro, para enriquecerse y llevar una vida de lujos. La revelación ha conmocionado al país, que de repente ha puesto sus ojos en este muchacho. Su propio padre ha pedido a la Fiscalía que lo investigue a fondo y la institución ya se ha puesto manos a la obra.
Su destino dorado comenzó a torcerse el 1 de febrero, el día en que Day Vásquez, la mujer de la que se acababa de separar, visitó el Palacio de Nariño, la residencia presidencial. Allí contó que Nicolás había recibido grandes cantidades de dinero de empresarios que creían estar aportando a la campaña de su padre.
En realidad, el chico se quedaba con el dinero, según su versión. Algunas de esas aportaciones las hicieron personajes de dudosa calaña relacionados con el narcotráfico y el contrabando. En los siguientes días, según ha contado Alfonso Prada, el ministro de Interior y portavoz del Gobierno, Petro dijo en un consejo de ministros que había recibido una información con mucho dolor y tristeza, y le pedía a todos ellos no tener ningún contacto con su familia. “Nadie puede ejercer tráfico de influencias”, enfatizó el presidente.
El asunto espinoso merodeó Palacio hasta que acabó en la prensa. La revista Semana publicó una demoledora entrevista con Day. La joven lo contó todo y como prueba aportó sus chats con Nicolás. Ahí se ve la forma en la que el hijo de Petro amasó supuestamente una fortuna que destinó a una lujosa casa en Barranquilla.
Tenía tanto dinero en efectivo que para moverlo de una ciudad a otra necesitaba la ayuda de familiares y amigos. Cuando Katia Burgos, su madre, visitó su nueva casa, el muchacho le mintió y le dijo que era de un amigo. “Tu amigo debe ser un traqueto (narcotraficante)”, dijo ella.
Nicolás lleva una vida a todo tren. Vive en un apartamento de lujo en el barrio más cotizado de Barranquilla, junto a las familias más poderosas de la ciudad. Los extractos bancarios de un mes muestran que gastaba casi 8.000 dólares en restaurantes, ropa de diseñador, joyas, tratamientos estéticos y hoteles de cinco estrellas. Su sueldo como diputado no llega a los 3.000. En redes sociales le han recordado estos días que le encantaba referirse a sí mismo como gente “del pueblo”.
Nicolás, según gente que lo ha tratado estos días, se siente abandonado y traicionado por familiares y amigos. Encerrado en su lujoso apartamento de escaleras colgantes, se ha quedado más solo que nunca.
Fuente: El País.