Ya instalados en el Mes del Mar 2024, se asocia con fuerza en nuestras mentes su relación con el extenso mar que baña nuestras extensas costas; situación que poco a poco se ha ido instalando culturalmente en nuestra sociedad, gracias a los ingentes esfuerzos de la Armada de Chile, importante organismo del Estado de Chile, que por décadas se ha convertido en una especie de paladín o de plataforma múltiple, que por sus funciones específicas, todas ellas relacionadas con el mar, ha hecho propia la gran y difícil tarea de preocuparse y difundir todo lo relacionado con nuestro mar; como asimismo de generar instancias adecuadas que permitan en todo momento permear a nuestros ciudadanos con los temas marítimos, utilizando para ello la mejor de las didácticas; permitiendo producto de esto echar las bases para la creación de una conciencia marítima, realidad que por mucho tiempo ha permanecido ajena a los intereses individuales y por qué no decirlo de la sociedad chilena.
Son muchos los factores que históricamente han marcado esta situación de “inconciencia marítima” de los chilenos, siendo uno de los principales el errado enfoque educacional por todos conocido, de la teoría y representación geográfica parcializada y desvinculada de nuestro territorio; que mostró en libros y mapas tres realidades independientes; el Chile Continental, las Islas Oceánicas y el Territorio Antártico Chileno, situación que últimamente se ha ido enmendando, pero que no ha sido superada totalmente, especialmente por aquellas generaciones que recibieron una enseñanza inconveniente en este tema.
Una de las tradicionales actividades a que nos tiene acostumbrados la Armada de Chile, son las habituales Clases Magistrales relacionadas con el mes del mar, las que por casi 40 años han sido puestas en conocimiento de los chilenos, por el respectivo comandante en Jefe de la Armada; situación que ha ido cambiando en el tiempo, al delegarse esta responsabilidad a personalidades del mundo civil; -académicos y científicos de nuestro país-, los que sin duda han entregado sus valiosos aportes desde un punto de vista diferente, pero beneficioso y a la vez complementario al entregado durante décadas por la Armada de Chile.
Considerando esta celebración del mes del mar y pensando en que nuestro mar debe ser preocupación fundamental de todos los chilenos; por el inevitable destino oceánico que como país ribereño tenemos, es que resulta propicio retomar e insistir en algunos aspectos relacionados con el derecho del mar, que desde el año 1982 rige para todos los países con acceso soberano al mar que baña sus costas.
Desde tiempos inmemoriales el ser humano se ha sentido muy seguro y cómodo pisando sobre tierra firme; para los cuáles el mar y los diferentes océanos siempre han sido causa de un indescriptible temor. Esta seguridad entregada por lo terrestre nos indica que el ser humano ha tenido desde siempre, una concepción geocentrista para el desarrollo de los pueblos, dejando de lado por siglos la preocupación por los mares y océanos – los que en relación a la tierra cubren un 75% de ésta- lo que constituye la más grande de la miopías, que sólo logró ver en el mar y océanos un medio de comunicación con otros puntos de la tierra, los que sólo podían ser alcanzados por agua.
Actualmente, si examinamos un mapa político del mundo, apreciamos como cada país tiene definidos sus límites o fronteras terrestres con una precisión inmejorable; no pudiendo decir lo mismo de los mares y océanos que bañan las costas y posesiones soberanas de todos los estados ribereños que tienen en suerte serlo.
Lo más cercano y reconocido en materias relacionadas con delimitación y derechos en el mar, es lo estatuido por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982; que es un acuerdo de los estados partes para el establecimiento de un orden jurídico para los mares y los océanos “que facilite la comunicación internacional y promueva los usos con fines pacíficos de los mares y océanos, la utilización equitativa y eficiente de sus recursos, el estudio, la protección y la preservación del medio marino y la conservación de sus recursos vivos.”
Ante el hecho de la existencia de una normativa jurídica, producto de la mencionada convención, es de gran necesidad que su conocimiento trascienda de las esferas especializadas, que sin intención la hacen elítica; con el fin de que el hombre común y corriente logre captar, aunque sea en forma asistemática, el sentido que tienen los conceptos vertidos y su relación con la seguridad y beneficios a los cuales podemos acceder como países ribereños. En este esfuerzo los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad, por ser éstos, los que en forma masiva mejor llegan a la conciencia individual de los chilenos.
En la convención se menciona entre otros, dos conceptos claves que son; el de Mar Territorial (MT) y el de Zona Económica Exclusiva (ZEE), los que, unidos al concepto de Mar Presencial, conforman el nuevo concepto de Territorio Oceánico, que reúne en sí todas las posibilidades de apertura oceánica que Chile está necesitando.
Es de gran necesidad que nuestro país imponga en forma efectiva la normativa que establece la convención, para que se logre una efectiva defensa de nuestro patrimonio marítimo; que permita controlar situaciones inconvenientes para el país, como las ocurridas en el tiempo, en que barcos pesqueros extranjeros violaron sistemáticamente nuestra ZEE, realizando furtivamente labores de extracción pesquera no autorizada, como también embarcaciones que se las arreglan para pasar inadvertidas en la realización de actividades relacionadas con drogas y contrabando.
No obstante, lo anterior, esta realidad ha ido cambiando en los últimos años, debido a que la Armada, mediante sus instancias técnicas -Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada- y fiscalizadoras -Dirección General del Territorio Marítimo y de Marina Mercante- las que gracias a su permanente capacitación y adquisición de tecnología de última generación han logrado disminuir ostensiblemente esta preocupante situación.
Finalmente, al traer a nuestra mente estos temas relacionados con el ámbito de lo marítimo, es imposible sustraerse al hecho de que uno de los mayores aportadores -en Chile- en la conceptualización y creación de nuevas teorías relacionadas con lo marítimo, posteriores a la Convención del Mar de 1982, recae a mi parecer en la persona del que fuera comandante en Jefe de la Armada, Almirante Don Jorge Martínez Busch (Q.E.P.D.), gran estudioso de estos temas, que en varias de sus Clases Magistrales expuso con singular claridad, con fundamento e inteligencia, toda una estrategia oceánica que si se le pone atención debería permitir un desarrollo futuro del Estado de Chile en una dimensión hasta ahora desconocida.