Desinformación difundida en redes sociales, desconfianza en el sistema y en las autoridades sanitarias, interpretaciones arbitrarias de datos científicos y la coincidencia temporal entre la inoculación y el aumento de la incidencia, son factores que han propagado la percepción de que las vacunas contra el Covid-19 se relacionan con el aumento de los infartos al corazón, con consecuencias fatales.
Más allá de lo que se rumorea en canales informales, la comunidad científica ha investigado la relación entre la vacunación contra el Covid-19 y la incidencia de infartos al miocardio. Ante ello, no se ha encontrado una relación determinante en la ocurrencia, y menos aún en las muertes.
Algunos hallazgos
Un estudio publicado en la Asociación Americana del Corazón, sostuvo que el riesgo de inflamación cardíaca sigue siendo raro tras la tercera dosis de la vacuna contra el Covid-19. En general, los casos de miocarditis después de la inoculación son escasos y suelen ser leves, resolviéndose sin necesidad de tratamiento intensivo. Además, el riesgo de desarrollar miocarditis es significativamente menor tras la vacunación en comparación con la infección por el virus, indica el documento.
Por otro lado, el organismo norteamericano también releva investigaciones que indican que la vacunación contra el Covid-19 está asociada con una disminución en el riesgo de eventos cardiovasculares graves, incluidos infartos y derrames cerebrales, en personas que han sido infectadas con el virus.
Finalmente, se considera que las vacunas, además de prevenir la infección grave por el virus del Covid-19, colaboran con la reducción de la inflamación sistémica que puede desencadenar eventos cardíacos en personas con preexistencias. “Una de las lecciones que nos dejó la pandemia, es que las personas con factores de riesgo como hipertensión, diabetes, obesidad o hipercolesterolemia, lo tuvieron más difícil en la lucha contra el coronavirus, con el desarrollo de más complicaciones en el avance de la enfermedad”, comenta el doctor Alvaro Calvo, cardiólogo de Los Carrera Interclínica.
Pandemia y salud cardiovascular
Lo que sí ha sucedido, desde que se presentó la pandemia a inicios de la década, es un aumento en la incidencia de eventos cardiovasculares, como accidentes cerebrovasculares o infartos.
Se estima que la ocurrencia de infartos al corazón se ha elevado entre un 10% y un 15%, a nivel global, después de la pandemia. En Estados Unidos, un estudio de Cedars-Sinai sostuvo que aumentaron en un 14% durante el primer año y persistieron en niveles incrementados durante los siguientes, mientras que la Asociación Americana del Corazón indicó que la pandemia provocó un retroceso de años de progreso, en el control de estas patologías.
El grupo Interclínica, al recoger data de cinco establecimientos de salud en cuatro regiones de Chile, estima que a fines de 2024 el ingreso por diagnósticos de infarto habrá crecido en un 34%, en comparación con el año pasado.
Se estima que para la ocurrencia de este fenómeno, se han conjugado elementos como el estado inflamatorio y coagulante que en general provoca el Covid en el organismo; la postergación de los controles médicos, sobre todo en pacientes con enfermedades crónicas que son factores de riesgo para padecer un problema cardiovascular; y los cambios en la conducta de la población, con el aumento del estrés y la ansiedad, menor actividad física en los periodos de confinamiento y alza en la ingesta de sustancias nocivas para el bienestar, como alcohol y drogas. Todos ellos, factores de riesgo para sufrir problemas cardiovasculares, precisa el especialista.
De esta forma, las muertes por infarto al miocardio, después de la pandemia, estarían relacionadas más con factores propios de la enfermedad y no con la vacunación contra el Covid-19, “herramienta que más bien ha resultado crucial para reducir la mortalidad asociada al virus”, sostiene el Dr. Calvo, añadiendo que “la evidencia científica demuestra que los beneficios de la vacunación superan los riesgos, incluyendo aquellos asociados con problemas al corazón”.