Andrea Villegas, nacida en Mendoza, Argentina, el 8 de noviembre de 1983, es una figura influyente en el ámbito literario y mediático. Con una trayectoria consolidada en programas televisivos y radiales como “Diario del Viajero” y “Es lo que hay” de Grupo América, y el programa radial “Derechos de una” en FM Una, su carrera incluye participaciones como panelista en medios como Radio Noticias y Radio Jornada, además de su colaboración en el pódcast “Destino energético” y su trabajo como bookstagrammer y crítica literaria para Buscalibre. Autora de títulos de crecimiento personal como “Una pausa en tiempo express” y “De medias naranjas y naranjas enteras”, su labor se enfoca en el bienestar emocional y el desarrollo personal, habiendo colaborado en publicaciones avaladas por organismos internacionales como la ONU y la World Happiness Foundation.
El Método 8:11 de Villegas es una guía práctica y estructurada para alcanzar el equilibrio personal y profesional. El libro está diseñado para potenciar ocho áreas fundamentales de la vida (creatividad, abundancia, energía, racionalidad, emociones, introspección, y la capacidad de materializar sueños) mediante once pasos interactivos. A través de ejercicios y técnicas de visualización, los lectores son guiados hacia una mayor plenitud y el logro de sus metas.
Esta charla será una oportunidad única para profundizar en el estilo de vida “Mequeson”, un enfoque que promueve la conexión con uno mismo y el bienestar emocional. La jornada incluirá una firma de libros y un encuentro exclusivo con la autora.
En redes sociales, eres conocida como Andrea Mequeson. ¿Qué significa este acrónimo y cómo refleja tu filosofía personal?
― “Mequeson” significa «mente que sonríe». Es un acrónimo que inventé tras muchos meses de reflexión, los mismos que me llevaron a escribir Una pausa en tiempo express (otro de mis libros). Durante ese tiempo, atravesé un duelo que me permitió cuestionar los mandatos sociales, el diálogo externo e interno, y las creencias limitantes que tenía sobre mí misma.
» Llamo a este concepto “mente que sonríe” porque, a través de ese proceso, descubrí que lo más importante es lograr que nuestra mente sonría. Este es un mensaje que rescato de diferentes maneras en mis tres libros: la idea de hacer sonreír a la mente mediante cada gesto, palabra y acción. Es decir, lo que nos decimos a nosotros mismos cada día debe hacernos sonreír. Debemos sentirnos contentos con lo que hacemos y decimos.
» A partir de esa reflexión, comencé a preguntarme: ¿cómo puedo dialogar conmigo misma y con los demás de manera que ese intercambio me construya, me sume, y me acerque a mi idea de destino, generando bienestar? Porque la vida es una, y lo único que tenemos seguro es el presente. La mejor manera de transitarla es haciendo que nuestra mente sonría.
» Esto es lo que trato de transmitir en cada encuentro, como el que vamos a tener en la Corporación Cultural de Viña. En cada libro y en cada reflexión que comparto en mis redes sociales, invito a las personas a hacer sonreír su mente a través de decisiones conscientes. Decirse a uno mismo cosas buenas y amables, y también al otro. No se trata de mentirnos, sino de hablar con amabilidad. Por ejemplo, no es lo mismo decir “tengo dolor” o “estoy cansado de estar enfermo” que decir “voy a atravesar esto de la mejor manera porque soy una persona saludable, amo mi cuerpo y me siento bien”.
Tu carrera ha abarcado diferentes áreas como la televisión, la radio, la escritura y la mentoría en bienestar. ¿Cómo logras equilibrar todas estas facetas de tu vida? ¿Cómo ha influido tu experiencia en estos campos en la creación de el Método 8:11?
― Creo que todas las personas somos seres muy exquisitos y, en mi caso, además soy muy curiosa. Me dejo llevar por todo lo que me genera curiosidad. Recuerdo que una vez una persona, experta en el estudio del comportamiento humano, me dijo que tengo una personalidad tipo T. Según esta definición, abarco muchas disciplinas con profundidad, formando una especie de T. Más allá de esa explicación psicológica, creo que todo lo que hago tiene un punto en común, aunque parezcan cosas muy distintas. Todo está relacionado con los intereses humanos.
» Por ejemplo, en el programa radial Derechos de una, la idea era ofrecer asesoría legal gratuita, algo que en Argentina solía ser costoso, y enseñar a las personas a defenderse por sí mismas. El programa fue muy exitoso porque empoderaba a cada oyente con el conocimiento de la ley y la justicia. En Lo que hay, presentaba la idea de que cualquier lugar tiene mucho que ofrecer y que, con lo que se tiene a mano, uno puede hacer grandes cosas. Diario del viajero, un programa de televisión, seguía la misma línea, pero a nivel global, mostrando destinos alrededor del mundo y cómo los televidentes podían llegar a esos lugares. Esto fue en 2010, cuando las redes sociales aún no existían como hoy, así que fue un boom. Casi una década antes de que aparecieran los influencers de viajes, ya usábamos el modo selfie, aunque lo hacíamos con un palo de escoba.
» Me doy cuenta de que todos estos proyectos están relacionados con Mequeson. En cada uno, el diálogo y la invitación a compartir eran fundamentales. En el juego Veredicto, que se vende en todas las jugueterías argentinas, invito a la gente a debatir y a defender sus ideas. Nuevamente, el diálogo está presente, así como el entretenimiento y el poder del ser humano. Aunque parezcan proyectos diferentes, todos comparten un núcleo común: se trata de empoderar a las personas, de invitarlas a dialogar, a crecer y a descubrir su fuerza interior.
¿Qué te inspiró a crear el Método 8:11 y cómo fue el proceso de desarrollo de este enfoque?
― Fueron 20 años de investigación. Aunque no siempre me dediqué a este campo, siempre llevaba anotaciones y tenía una fascinación por ver documentales y leer biografías de personas que habían tenido éxito en alguna área de su vida. Poco a poco, empecé a notar un patrón: estas personas, que eran socialmente reconocidas como exitosas, a menudo se sentían desequilibradas o vacías en algún aspecto. En las entrevistas decían cosas como ‘sí, me va muy bien en esto, pero mal en aquello’. Un ejemplo es Elon Musk, quien ha materializado sueños impresionantes y vive en abundancia, pero cuando habla, deja entrever inseguridad y dificultades para encontrar equilibrio en sus relaciones personales. No puedo hablar por él, pero creo que los seres humanos buscan tener éxito en todos los aspectos de su vida y alcanzar un equilibrio.
» El Método 8:11 es el resultado de esta exploración: un enfoque en once pasos que ayuda a las personas a desarrollar ocho áreas esenciales de su vida, desde la creatividad hasta la capacidad de materializar sus sueños. En estos pasos, el método enseña cómo concentrarse no solo en mejorar un aspecto, sino en cómo interconectar cada poder para lograr un balance integral. Por ejemplo, alguien puede amar su trabajo, pero no sabe cómo generar ingresos estables, o viceversa; el método guía hacia el equilibrio entre estas áreas y también apoya en la regulación de emociones, para reducir el estrés y la ansiedad que acompañan al desequilibrio.
» Estos 11 pasos te permiten, además de ganar dinero y disfrutar de lo que haces, estar saludable. El poder de la mente y el enfoque es el ABC de todo lo que he explorado, abrazado y ahora comparto. Este enfoque integral incluye ejercicios, visualizaciones, y técnicas de programación neurolingüística que permiten activar el máximo potencial de cada persona, reconociendo que todo poder se conecta con los demás. El objetivo es que el lector pueda no solo identificar sus metas, sino también alcanzar una vida plena y satisfactoria en todos sus aspectos. Por eso creo que el libro ha sido tan exitoso y recomendado, y que la gente se siente tan contenta con él.
En el libro hablas de un método estructurado en once pasos y en «ocho poderes». ¿Por qué escogiste esta estructura y cómo crees que ayuda a los lectores a progresar?
― Ojo, hay muchos aspectos importantes en la vida, pero los ocho más relevantes, y que se interrelacionan, son los que identifiqué a partir de charlas, conferencias y la inquietud de las personas. Muchas veces, la gente me contaba que se sentían insatisfechos en áreas como el amor, la salud, el trabajo, el dinero, o porque sentían que elegían mal, no se sentían creativos, o porque tenían conflictos entre lo material y lo espiritual. Por eso los dos últimos poderes son el poder energético y el de materializar tus sueños. De esta manera, logré complementar todo en lo que llamo los ocho poderes. El método tiene once pasos, porque los primeros te ofrecen ejercicios y reflexiones diarias. Luego, hay un paso que se enfoca en la reprogramación metalingüística, y otro paso que te propone llevar una acción concreta a tu vida basada en lo que has aprendido hasta ese punto. El último paso, el 11, fue un regalo.
» Originalmente, el método tenía 10 pasos, lo llamaba 8:10, pero un día, el 8 de noviembre, se me ocurrió la idea de añadir un paso más. Después, investigando en numerología, me di cuenta de que el 8 es un número muy poderoso, y el 11 también. Por eso decidí incluir un paso más y renombrarlo como el método 8:11. Ese paso extra es la visualización. La visualización es una técnica poderosa, es un tipo de meditación donde, a través de la programación neurolingüística, puedes visualizar mentalmente situaciones de tu presente y construir a partir de ello. Es algo que ya aplicaba en mis conferencias, pero nunca lo había incluido en un libro. Tenía una visualización para cada poder, era algo muy privado y poderoso, y pensé: ‘¿Qué pasará cuando esto llegue a las manos de otras personas?’ Y lo que ha sucedido ha sido hermoso. Personas que han aprendido a sanar por sí mismas, que han logrado visualizar lo que quieren, que por primera vez se han divertido creando, o que han aprendido a bendecir y agradecer lo que tienen para tomar mejores decisiones. Todo esto ha sido posible gracias a las visualizaciones del paso 11.
» Me da risa pensar que este paso fue un regalo para quienes exploraron el método, y es una de las cosas por las que más me agradecen hoy en día. Creo que es porque, como fue un regalo, llegó a sus vidas de una forma especial. Cuando compartes lo que amas, eso llega de una manera muy poderosa. Por eso se llama el método 8:11.