Patricio Concha Campos, transportista de 62 años y vecino del sector Barrancas en San Antonio, vivió una experiencia límite: un infarto masivo que le provocó tres paros cardiorrespiratorios. Tras ser estabilizado de urgencia en la Clínica Dávila en Santiago, inició un difícil proceso de recuperación que, lejos de traer tranquilidad, se ha visto opacado por problemas burocráticos. Tanto la Isapre Cruz Blanca como el Compin rechazaron el pago de su licencia médica, poniendo en riesgo su estabilidad económica.
«Camino veinte pasos y tengo que parar. Todo esto me tiene mal, no solo físicamente, sino también psicológicamente. No estoy mintiendo, solo quiero que me paguen lo que corresponde», afirmó con angustia el camionero, quien actualmente depende del apoyo de su familia para cubrir los costosos medicamentos que necesita para el corazón.
Finalmente, pese a contar con informes médicos que respaldan la gravedad de su situación, Patricio aún no ha recibido respuesta favorable. «Estuve al borde de la muerte y tengo todos los documentos que lo acrediten, pero es como si no me creyeran».