Según la edición 2023 del informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) de la ONU, Chile se está convirtiendo en un punto neurálgico del traslado ilegal de drogas y otras sustancias prohibidas.
Esto porque las habituales ruta de traslado han sumado al Puerto de San Antonio, en la región de Valparaíso, como una escala antes de que la droga viaje a México y Europa. En el informe, también señalan que las fronteras de los países de Latinoamérica, incluido Chile, tienen efectos en este tráfico desmedido de droga. En el caso de Chile, destacan que el desierto en la zona norte es un lugar apetecido para el tráfico, por su escasa y dificultosa vigilancia.
Chile se ha consolidado como un importante punto de tránsito para el tráfico de cocaína de Colombia y Perú a Estados Unidos y Europa, según reporta la edición 2023 del informe publicado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) de la ONU. En el informe se determina que la producción mundial de cocaína se ha disparado drásticamente en los dos últimos años, tras una desaceleración inicial causada por la pandemia del COVID-19.
En el caso de nuestro país, uno de los epicentros del tráfico es el puerto de San Antonio, en la región de Valparaíso. La droga, en vez de recorrer la ruta marítima hacia el norte desde las costas de Colombia, ahora es movida en algunos cargamentos a Chile, para luego navegar por aguas internacionales teniendo a Panamá, México y Europa como punto final.
El informe señala que las fronteras de los países de Latinoamérica, incluido Chile, tienen efectos en este tráfico desmedido de droga. En el caso de Chile, destacan que el desierto en la zona norte es un lugar apetecido para el tráfico, por su escasa y dificultosa vigilancia.
«El control y la vigilancia fronteriza son especialmente difíciles en áreas caracterizadas por una geografía inhóspita, como el desierto del norte de Chile con sus áreas despobladas, o la frontera entre Colombia y Ecuador, con grandes extensiones de cadenas montañosas y selvas tropicales. Tales condiciones geográficas (…) facilitan el contrabando de sustancias y el movimiento no regulado de personas», agrega.
Posteriormente, señalan que «las zonas fronterizas en el norte de Chile se han utilizado tradicionalmente para el contrabando comercial legal principalmente desde los puertos chilenos de Arica e Iquique (este último es una Zona Franca) hacia Bolivia (Estado Plurinacional) y Perú. Las investigaciones muestran que el contrabando de bienes legales en algunas áreas de la frontera entre Bolivia y Chile están dominadas por redes de tráfico de drogas, otras están dominadas por contrabandistas de bienes legales, y algunas áreas son compartidas entre los dos».
«Según las autoridades chilenas, la norteña región de Arica y Parinacota, Antofagasta y Tarapacá, fronteriza con Perú y Bolivia, son los principales puntos de entrada de drogas, incluido el clorhidrato de cocaína y la pasta base de coca (PBC), provenientes del exterior. Se estima que el 90% e las drogas (principalmente productos de cocaína y cannabis) que ingresan a Chile desde el exterior utilizan estas regiones como su puerta de entrada», explican.
«La frontera norte de Chile representa un corredor por donde los traficantes mueven cocaína hacia los puertos de Arica y Antofagasta, al tiempo que aprovechan el tránsito de bienes lícitos libres desde Bolivia (Estado Plurinacional) hacia los puertos de Arica y Antofagasta, regulado por la Tratado de Paz y Amistad (1904). La misma frontera se ha utilizado para traficar cantidades cada vez mayores de ketamina a Chile, una sustancia que a veces se usa como agente de corte para la cocaína, lo que da como resultado una mezcla conocida como «CK». En un reciente decomiso multidrogas, por ejemplo, reportado en los medios de comunicación, un mensajero de drogas fue detenido en la zona de la ciudad de Colchane mientras transportaba un total de 8 kg de drogas, incluyendo pasta de coca (PBC), clorhidrato de cocaína y ketamina», dice.
En el informe de la ONU, destacan que entre Chile y Bolivia hay alrededor de 110 pasos sin vigilancia en la frontera, por el que se transporta drogas y vehículos.
Fuente: El Mostrador.