La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó este miércoles el juicio político contra el presidente Donald Trump. De momento, sus miembros lo encontraron culpable de los dos cargos de los que se lo acusaba: abuso de poder y obstrucción al trabajo del Congreso.
La primera moción se aprobó con 230 votos a favor y 197 en contra. El apoyo a cada lado fue estrictamente partidario. Con la excepción de dos representantes, todos los miembros del partido demócrata apoyaron la iniciativa, mientras que sus homólogos republicanos la rechazaron.
El proceso ahora continuará en el Senado, donde se necesita el voto de dos tercios de todos los miembros de la cámara para efectivamente remover al presidente de su puesto. Allí los republicanos tienen mayoría, y sus líderes ya han anticipado en reiteradas ocasiones la intención del partido de votar en contra de la acusación.
Trump, por su parte, ha mantenido siempre su inocencia. El presidente se mantuvo activo en sus redes sociales durante buena parte del día, replicando mensajes que apoyaban su inocencia y publicando otros propios: “¡Mentiras atroces por parte de los demócratas! Son izquierdistas radicales y vagos. ¡Esto representa un asalto contra los Estados Unidos y contra el partido republicano!», expresó Trump, que se ha mostrado abierto a comparecer frente al Senado, donde enfrentaría un ambiente más cordial que en la Cámara Baja.
El presidente ha apuntado en particular contra la líder del partido demócrata en la Cámara Baja, Nancy Pelosi. El martes publicó una dura carta donde la acusó de “minar la democracia” del país con el proceso en su contra.
Las investigaciones se abrieron luego de que un denunciante anónimo del gobierno reportara como inapropiada una conversación telefónica entre Trump y Volodimir Zelensky, presidente ucraniano. En la llamada, el estadounidense le pidió “un favor”: que investigue a Hunter Biden, el hijo del ex vicepresidente y precandidato Joe Biden, por su trabajo con la compañía de gas ucraniana Burisma. En ese momento, EEUU tenía en suspenso una asistencia militar de casi USD 400 millones. Cuando Trump se enteró de la denuncia, liberó el dinero.
En el primero de los cargos se acusa a Trump de anteponer sus preocupaciones políticas al interés nacional; y en el segundo por obstruir los intentos del Congreso de investigación, según el acta de nueve páginas publicada por el Comité Judicial de la Cámara de Representantes.
Los demócratas habían analizado la idea de acusar a Trump también por cargos de soborno, obstrucción de la justicia e incluso traición, pero analistas consideraron que eso podría politizar demasiado el debate y requerir evidencias de mayor peso. Por ello, optaron por enfocarse en los dos artículos más directos y con mayores pruebas contra el presidente, complicando la tarea de la defensa.
Si la Cámara Baja vota a favor de destituir a Trump (posiblemente la próxima semana), el presidente estadounidense se convertiría en el tercer mandatario en ser sometido a un juicio político. Los anteriores fueron Andrew Johnson, en 1868, y Bill Clinton en 1998. En 1974, Richard Nixon, ante la cierta posibilidad de ser destituido como consecuencia del escándalo de espionaje conocido como “Watergate”, renunció antes de enfrentar el proceso. Nixon había sido acusado de tres crímenes, dos de los cuales fueron abuso de poder y obstrucción del Congreso.